DESEO


Noelia abrió los ojos, se había quedado dormida. Miró a su alrededor y se encontró en una habitación del color de la sangre, con un montón de aparatos colocados en las paredes. Enseguida supuso para qué se utilizaban. Intentó incorporarse, más alguien no la dejó. Una fuerte mano varonil le presionaba el hombro, echándola sobre la mullida cama. No podía ver su rostro, pero si distinguía sus ojos: ámbar. Se quedó mirándolos fijamente, mientras él, con la otra mano, le acariciaba el bajo vientre... Sin dejar de mirarla.

Ella no podía moverse, su mirada la mantenía bajo un hechizo de sensualidad.

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