Fantasías

Son las diez y media de la noche, no he bebido nada, no me he tomado 
ningún calmante, incluso me he pellizcado para demostrarme que lo que 
estoy viendo es verdad: Christian Bale está detenido a tan sólo unos 
metros de distancia, mirándome... No me lo creo. Me pellizco en el brazo. Tiene que ser un sueño. Más cuando lo veo caminando hacia mí. 
"¡Ay, por Dios! ¿Y qué hago yo ahora?"
En mi imaginación he imaginado muchas veces esa misma escena. Siempre acaba bien. Así que respiro hondo, intentando tranquilizarme ¡Ya! ¡Ni de broma me calmo! Sobre todo al verle llegar a mí.
- Hola, preciosa -me susurra cogiéndome la mano y besándome.
Ya está. Me he quedado sin bragas. Con una mano en el corazón y la otra entre sus labios. No sé qué hacer. Ni qué decir. 
- He estado esperándote todo este tiempo...
De pronto, su imagen empieza a tornarse borrosa ¡Ay! ¿Qué le pasa? ¿Por qué justo ahora? Todo se vuelve oscuro y el peso de mi cuerpo vence a la gravedad.

Abro los ojos. Parpadeando varias veces. Le busco con la mirada. Primero a un lado. Después al otro. Ya no está. Se ha ido. O quizás... ¿Fue un sueño? Sí, eso ha sido.
- ¡Cuidado! ¡Déjenla respirar! -esa voz me resulta familiar.
Busco al dueño de esa voz, que se descubre poco después. Por supuesto no era Christian Bale. Era mi peor pesadilla. Solo quería levantarme e irme. Pero él no me dejó.
- ¡Déjame en paz! -le grité incorporándome. Recordando por qué me había desmayado. No le soportaba. Su presencia me ponía enferma- ¿No tienes que ir al jefe y lamerle las pelotas?
Me miró y se echó a reír. A carcajada limpia.
- ¿Quieres parar ya? -volví a gritar.
Él seguía riendo, cogiéndome del brazo para ayudarme a levantarme. Encima quería aparentar ser encantador...
- Lo siento, ya paró -me dijo al ver mi cara llena de ira- Pero me haces mucha gracia, peque.
¿Peque? ¿Cómo que peque? Le quise dar una bofetada, pero antes de poder tocar su cara siquiera, me agarró del codo y me empujó hacia él. Me besó, con furia.
Y yo me quedé completamente en blanco...

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