RELATO: DECISIONES

Ocurrió la noche de un viernes, una noche muy avanzada cuando él cometió el error de perseguirla. Ella había pretendido colarse en el local y todos debían pagar un castigo. Sobre todo cuando armó aquel jaleo que propició una tremenda pelea en la discoteca. No la había visto entrar, aun así no parecía ser una chica que buscara problemas.

Ahora José se encontraba allí, en plena calle, buscando a alguien que no conocía de nada, pero de la que sentía la necesidad de encontrar ¿por qué?

Mientras Clara se mantenía oculta tras un edificio, muy cerca de él, aterrada. Con el móvil entre las manos, dudando de si llamar a la policía y pedir auxilio o...

- ¡Chica! ¿Dónde estás? ¡No puedes esconderte después de la que has liado! ¡Sé valiente y sal! -gritó José.

Clara respiró hondo y salió de su escondite. Con la cabeza gacha y las manos entrelazadas mediante el teléfono móvil. Al verla, José relajó los hombros y se acercó a la joven, muy despacio.

- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has armado ese jaleo? -José seguía gritando y hacia aspavientos con el brazo- ¡Vamos, habla!-

- Yo... Lo siento, no era mi intención, pero ese hombre... -Estaba hablando de más, por lo que decidió callar.

Y José se fijó en ella. Era una muchacha guapa, no debía tener más allá de veinticinco años. Su pelo caía en cascada sobre sus hombros y el flequillo de lado, ocultando su ojo derecho.

- Pero ¿tú ves normal aparecer en una discoteca, liarla e irte de rositas? ¡Sobre todo tú! ¿Qué hacías precisamente en mi local?

- No puedo... De verdad, no puedo decírtelo, siento haber ido allí, tenía que proteger a mi amiga.

- ¿Tu amiga? ¿Qué amiga? Vamos, sé que no has ido allí por eso.

José se había acercado lo suficiente como para estar cerca de ella y así, simplemente, observarla. No la creía, por supuesto que el cuento de la amiga era mentira, ella estaba allí por otra cosa: por él. No habían superado su ruptura. Ninguno de los dos, pero no verse era lo mejor.

- Vamos a ver, esto no tiene nada que ver contigo, que haya sucedido en tu local ha sido casualidad, he ido a proteger a mi amiga de un ser despreciable que sólo pretendía jugar con ella ¿te enteras?

José le acarició la mejilla, con una media sonrisa en la cara.

- ¿En serio? ¿no me echabas de menos y por eso fuiste a mi local? -En el fondo él deseaba que fuera cierto.

Y Clara no le iba a dar la satisfacción de decirle que algo de razón tenía.

- Lo nuestro pertenece al pasado y ahí es dónde se debe quedar ¿podrías hacerme un favor? Ese tipo querrá denunciarme...

- Tranquila, me encargaré del tipo ese, puedes irte y no temas por tu amiga, siempre igual, preocupándote de todos antes que por ti.

Clara no dijo nada. Porque tenía razón y odiaba dársela, por ese mismo motivo habían roto y él había rehecho su vida con otra persona.
Y ella no lo había superado.
Le acarició la mejilla y se acercó más a sus labios, para besarle con pasión.
Lo echaba tanto de menos, le dolía tanto su ausencia. Le rodeó el cuello con las manos y unió su lengua a la suya. Disfrutó con aquel beso, mientras el tiempo parecía detenerse y centrarse en ellos dos.
Él se dejó hacer y también se dedicó a disfrutar de aquel beso, sus manos pasearon por la cintura de ella. 
No pensó si aquello estaba bien o mal, pues también José lo había echado de menos. En realidad no entendía por qué lo habían dejado.
Se habían fundido en un beso increíble, e irrepetible porque ahora todo era muy diferente. Clara le dio un final a aquel beso, separándose de él, abriendo los ojos despacio, para mirarle en silencio.
Después, ella sonrió, dio unos pasos hacia atrás, dispuesta a marcharse, más algo la retuvo.
Clara se fijó en que era la mano de él, quien la sujetaba firmemente del brazo, impidiéndole avanzar.

- ¿Por qué me besas? ¿Por qué...?

- Perdona, no debí...

- Pero lo sentiste...

Clara no dijo nada más. Tenía que irse, pero no podía. Sus pies parecían estar pegados a la acera. José acortó la distancia que los separaba nuevamente. Esta vez fue él quien la besó. Algo que le pilló por sorpresa.

- Te quiero -murmuró él entre besos.

Ella no sabía qué hacer ante aquella declaración. Pues claro que también lo amaba, pero después de tanto tiempo, además estaba el hecho que él se iba a casar. No podían hacer como si nada, borrar todo el pasado de golpe y volver a empezar... Sonaba tan bien.

¿Qué iba a hacer ahora?

Comentarios

Entradas populares de este blog

DESTINO... O NO

La Realidad de los Sueños

Mi versión de Piratas del Caribe, el cofre del hombre muerto (Romántica)